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1IntroducciónDesde la implementación de la reforma y apertura, China se ha convertido en una potencia económica mundial en tan solo treinta años y, desde entonces, ha buscado expandir su política exterior hacia nuevos mercados y socios comerciales. Esto ha ayudado a consolidar la presencia del gigante asiático en el escenario internacional. Su incorporación al Fondo Monetario Internacional, al Banco Asiático de Desarrollo y a la Organización Mundial del Comercio, marcaron un momento histórico en la transformación económica de China. Más adelante, el gigante asiático siguió con sus hazañas, creando diferentes iniciativas y foros tales como los BRICS, la Franja y la Ruta, el Foro de Cooperación China-África (FOCAC) y el Foro China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños); los cuales se convirtieron en importantes plataformas para impulsar, promover y fortalecer las relaciones entre China y diferentes países a nivel mundial.América Latina, una región que ha estado principalmente dominada por la presencia de Estados Unidos, está fortaleciendo las relaciones diplomáticas, comerciales, económicas y culturales con China. Al no buscar copiar el comportamiento de otras potencias del mundo, China ha sido bien recibida en la región latinoamericana. Con el cambio del nuevo orden mundial, las relaciones entre China y los países latinoamericanos y caribeños han encontrado un nuevo rumbo de desarrollo, con más oportunidades de crecimiento y de beneficio mutuo. La proclamación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible sugiere nuevas formas y áreas de cooperación para ambas partes, donde la iniciativa de la Franja y la Ruta lanzada por China juega un papel significativo para alcanzar dichas metas de desarrollo. Por otro lado, la pandemia de la Covid-19, a pesar de haber tenido un impacto negativo a nivel mundial, ha ayudado a los países latinoamericanos a fortalecer sus lazos de amistad con el gigante asiático. Sin embargo, los continuos cambios políticos en los países de ALC y la interferencia de los socios tradicionales de la región pueden significar un gran desafío para las relaciones entre China y América Latina.2El comienzo de una historia sin finLos países latinoamericanos y caribeños han sido testigos de los grandes avances y cambios que han tomado lugar en el gigante asiático. En la década de los sesenta, a pesar de que China estuviese en medio de una revolución cultural, y de que Latinoamérica se encontrase sometida en muchas formas a los Estados Unidos, ya existían relaciones políticas entre ambas regiones. Cuba, por ejemplo, fue el primer país latinoamericano en establecer relaciones con China. Desde los principios de esa época temprana de relaciones, Cuba ya contaba con el apoyo del gigante asiático, beneficiándose así de importantes préstamos sin intereses y acuerdos comerciales (Pirzkall, 2016). La reforma y apertura al mundo en 1978 permitió a China ampliar sus relaciones a nivel mundial, incluyendo con Iberoamérica. En esta época, China estableció también relaciones diplomáticas con Chile (1970) y Perú (1971), lo que ayudó a establecer una nueva etapa en las relaciones entre China y América Latina. El impacto de China sobre América Latina durante esta época fue inferior al registrado en otras regiones, pero aún así hubo un crecimiento significativo en los intercambios comerciales de 1.331 millones de dólares en 1980 a 8.260 millones en 1999 (Cornejo, 2005).Con la llegada del siglo XXI, las relaciones entre China y Latinoamérica fueron fortaleciéndose y tanto los gobiernos de izquierda como los de derecha consideraron a China como un socio comercial de destacada importancia, el vínculo así alentado hizo que ambas economías fueran creciendo rápidamente, asimismo aumentó la importancia relativa de ambas regiones en el ámbito internacional (Zhao, 2018, p.112). El establecimiento del Foro China-CELAC en el 2014 facilitó a su vez el intercambio económico (comercial y financiero), cultural y político; y promovió además el crecimiento paralelo y la cooperación bilateral y conjunta.El establecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo con los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), así como del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB, por sus siglas en inglés) han sido a su vez potentes instrumentos de esta estrategia global de China; a ellos deben sumarse también otros instrumentos, como los Institutos Confucio en el ámbito cultural, y un claro énfasis en proyectos de interconectividad e infraestructura.Desde la llegada del presidente Xi al poder, el Gobierno de Beijing ha fomentado una política exterior proactiva con los países de Latinoamérica y el Caribe. En el 2015 el presidente Xi junto con los países de América Latina y el Caribe establecieron el Plan de Cooperación China-CELAC (2015–2019), en el que se promovieron estrategias de desarrollo de orden económico, comercial y cultural con el objetivo de aumentar el intercambio comercial entre China y los países latinoamericanos y caribeños hasta alcanzar los 500 mil millones de dólares. Las formas de inversión de China a América Latina y el Caribe en el contexto de ese plan han sido dos: compras de terrenos, acciones e industrias, o el financiamiento de obras y préstamos. Para el 2016, las relaciones entre China y América Latina y el Caribe experimentaron a su vez un inesperado cambio positivo. Por un lado, China obtuvo acceso a los recursos naturales de la región latinoamericana, lo cual potenció el desarrollo de las naciones implicadas; por otro lado, los países latinoamericanos encontraron un destacado socio y prestamista (Pirzkall, 2016). Como sostiene He (2018), “las inversiones de China en América Latina aumentaron desde 3 667 millones de dólares en 2008 hasta 29 840 millones de dólares en el 2016. Latinoamérica se convirtió así en el principal destino de inversión de China” (p.84). Asimismo, el compromiso de China con América Latina y el Caribe quedó demostrado en la inauguración del I Foro China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños), donde el presidente Xi dejó en claro sus deseos de cooperación con la región.Es claro que China juega un papel indispensable en el potencial desarrollo de los países latinoamericanos. Es el primer o segundo socio comercial de la mayoría de los países de la región y una pieza clave en el desarrollo de nuevos proyectos en la misma. Como expone Ríos (2020):En el período 2000–2017, el valor del comercio China-América Latina se multiplicó 115 veces con Nicaragua, 91 con Honduras, 45 con El Salvador, 43 con Guatemala, 38 con Bolivia, 33 con Ecuador, 32 con Brasil, 28 con Perú, 28 con Colombia, 25 con México, 25 con Costa Rica, 19 con Chile, 16 con Uruguay, 14 con Paraguay y 9 con Argentina. (p.35)Además, el gigante asiático es uno de los principales proveedores de recursos financieros para los países latinoamericanos. El AIIB y el Nuevo Banco de Desarrollo con los países BRICS han desenvuelto un papel significativo en este aspecto.Los préstamos de los principales bancos de desarrollo de China a los gobiernos de América Latina configuran una de las estrategias de China para ayudar a sus propias empresas a invertir en recursos naturales de la región latinoamericana e integrarse al mercado regional. China es además un socio destacado de América Latina en el ámbito de las importaciones. Hoy en día, China ocupa el primer lugar como el origen de las importaciones de esta región. De igual forma, las exportaciones de mercancías latinoamericanas a China son cada vez mayores, dándose así la oportunidad a los países de la región para equilibrar su balanza comercial. Ya en el pasado, la cada vez más alta demanda de materias primas ha beneficiado a los países latinoamericanos (Ríos, 2020).Como ejemplo de buena sinergia, se puede hacer referencia a países como Brasil, Venezuela y Chile, cuya cooperación con China ha sido de la mayor magnitud durante un largo período de tiempo y con resultados positivos muy evidentes. En el caso de Brasil, este cuenta con la industria eléctrica más grande del continente americano después de los Estados Unidos y Canadá, lo que ha incentivado la inversión de capital tanto doméstico como extranjero. En este contexto China logró aprovechar las oportunidades ofrecidas por el país, específicamente a finales del 2016, una empresa China llamada Grupo Sanxia completó la compra del 100 por ciento de las acciones de la empresa de energía brasilera Duke Energy, por un valor total de 1 200 millones de dólares. De esta forma ambas empresas, en conjunto, lograban alcanzar una capacidad de 82 700 millones de kilovatios (Xie, 2018, p.155). Esta adquisición no solo favoreció a la empresa China, sino que benefició también a la capacidad eléctrica de las grandes ciudades de Brasil en general, debido a que fue acompañada por otros proyectos que aumentaron la capacidad de generación hidroeléctrica brasilera. Además de esto, cabe destacar la importancia de otros acuerdos económicos y de defensa que fueron firmados por estas dos grandes potencias.Siendo China y Brasil miembros de los BRICS, ambas naciones se han convertido en socios naturales a la hora de actuar en foros internacionales muy variados (OMC, FMI, Banco Mundial, etc.) con posiciones de interés comunes (Rodrígues, 2015, p.228). Las siglas BRICS, como ya hemos detallado, se refieren a las iniciales de cinco naciones que forman parte del grupo de países con mayor densidad poblacional, mayor extensión de territorio, y mayor influencia económica y política dentro de su respectiva región (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Además, Brasil ha sido uno de los principales países latinoamericanos que han buscado fortalecer sus relaciones con China en el ámbito específicamente político, para poder así seguir profundizando relaciones bilaterales estratégicas entre ambas naciones.Este es un ejemplo de cómo China fue ganándose el aprecio de los países latinoamericanos, quienes a su vez recibieron al gigante asiático con las puertas abiertas, creando así nuevas oportunidades de mutuo enlace que posibilitaron obtener resultados beneficiosos para ambas partes. Entre los países que más se han beneficiado de la relación con China, además de Brasil, podemos señalar a Argentina, Uruguay, Venezuela, México, Costa Rica y Cuba.En especial, el acercamiento e interés chino hacia los países de ALC ha traído grandes oportunidades para Chile, el cual fue el primer país latinoamericano en firmar un tratado de libre comercio (TLC) con China en el 2006. Ambas naciones también firmaron un Plan de Acción que se basa esencialmente en intercambios en materia tecnológica, y que ha incentivando el uso de energías alternativas con menor impacto medioambiental (Pirzkall, 2016, p.9). La posición geográfica de Chile en el continente americano juega, además, un rol estratégico para China, en tanto que el país posee puertos que permiten el comercio a través del Pacífico. El tratado de libre comercio firmado entre China y Chile permitió, en relación a estos puertos, que Chile se convirtiera en el principal origen de las importaciones de China en la región latinoamericana, cuestión que facilitó mucho la competitividad de los productos chilenos en el mercado chino. Como dijo el presidente Sebastián Piñera en el 2019, “Chile ha sido, es y seguirá siendo un gran impulsor del libre comercio y el multilateralismo (…) Por eso, Chile está preparado para abrirle las puertas del continente latinoamericano a Asia”Presidente Sebastián Piñera en II Foro de la Franja y la Ruta..Por otro lado, las grandes reservas de cobre de Chile son de alto interés para China. En este sentido Xie (2018) sostuvo que China no es solo el principal mercado de exportación de cobre de Chile, además es el país que más coopera con Chile en la fundición de este metal. Además, entre los años 2010 y 2016, la exportación de cobre crudo aumentó de 90 000 toneladas a 270 000 toneladas (Xie, 2018, p.160). Este tipo de cooperación económica y productiva ha permitido transformar las relaciones entre ambos países, posibilitando también un salto cualitativo en las formas del proceso de cooperación. En correspondencia con esto, y según el paso del tiempo, las demandas de cada país y los principios de cooperación de sus relaciones, han ido cambiando de una manera beneficiosa. En el 2019, ambos países actualizaron el TLC para incorporar nuevos proyectos relacionados al medio ambiente y al comercio electrónico. De esta forma, “en 2018, el intercambio comercial entre China y Chile superó los 42.800 millones de dólares, siendo mayor al de Chile – EEUU (24 000 millones)” (Ríos, 2020, p.37). Y, hoy en día, más del 90 por ciento de los productos chilenos han aterrizado en el mercado chino libre de aranceles.Por otro lado, tenemos a Venezuela, un país que durante muchos años se benefició del financiamiento chino a cambio de recursos naturales. Este país supo aprovechar, en particular, que “China estableció fuertes relaciones con países izquierdistas con el fin de reducir la injerencia política y dependencia económica con los Estados Unidos” (Sánchez, 2015, p.251). Además, siendo Venezuela uno de los países con las reservas de petróleo más grandes del mundo, las oportunidades que China pudo otorgar y obtener del país fueron vastas. Así, para finales del siglo XX, China y Venezuela ya habían establecido relaciones de cooperación en el ámbito petrolero. Y, el convenio entre ambos países beneficiaría especialmente al país latinoamericano.Hasta el año 2015, China y Venezuela habían firmado 450 convenios en diferentes áreas económicas, convirtiéndose entonces en el segundo socio comercial de Venezuela. De acuerdo con la base de datos de la ONU COMTRADE, citada por Dollar D. (2017), las importaciones de petróleo de China provenientes de Venezuela aumentaron de 5,27 millones de toneladas en el 2009 a 7,55 millones de toneladas en el 2010, para llegar en el 2016 a los 20,16 millones de toneladas. China había encontrado así otra fuente estable de importaciones, mientras que Venezuela, por su parte, se benefició de los proyectos de infraestructura y del financiamiento del gigante asiático, siendo uno de los principales receptores del financiamiento chino en América Latina. Además, Venezuela es el mayor comprador de armamento chino de la región, alcanzando el pico máximo de esas importaciones en el año 2015. Sin embargo, es necesario remarcar una tendencia que se opone a las anteriores, en el sentido de que en los años recientes la demanda de petróleo de China ha disminuido, en gran parte debido a su creciente interés en energías renovables.Cabe remarcar que, estas relaciones mutuamente beneficiosas entre China y América Latina, se han dado en el contexto posibilitador de una política latinoamericana favorable al desarrollo de las relaciones comerciales con China. Mientras que anteriormente a este período, no solo la presencia de los EE.UU. en la región limitaba los planes del gigante asiático en la región, sino que además muchos países no estaban inclinados a relacionarse con China. Un conjunto de cambios políticos, y en especial los nuevos gobiernos de izquierda y centroizquierda que emergieron en la región a principios del presente siglo, ayudaron a que la presencia de China en Latinoamérica fuese cada vez más prominente. Esta presencia de China, además, se ha destacado por un estilo propio, y en especial por su no interferencia en las políticas internas de otros países, ya que sus negociaciones y tratados nunca incluyen cláusulas políticas. Esta es la razón por la cual China evita decididamente involucrarse en cualquier conflicto político que pueda ocurrir en la región.Entre los países con gobiernos de izquierda de la región, y con los que China guarda fuertes relaciones, se desatacan Cuba y Bolivia. En particular, las relaciones de China con Bolivia han tenido un impacto positivo en la economía de dicho país. En el 2010 China se convirtió en el tercer socio comercial de Bolivia, mientras que las relaciones estratégicas entre ambos países han mejorado las condiciones de negociación del Gobierno boliviano con las empresas chinas. Al mismo tiempo, China ha financiado la industria del hierro en Bolivia, país que cuenta con las mayores reservas de hierro del mundo (Sánchez, 2015). Con respecto a Cuba, China no solo ha sido su socio comercial (de hecho, es su segundo socio comercial después de Venezuela), sino que también ha jugado el papel de un socio clave en el escenario internacional, en especial, al emitir en los últimos años declaraciones a favor de la isla. China ha ayudado además a Cuba a liberarse del financiamiento proveniente de países capitalistas tales como España. Mientras que, en el área militar, China ha ayudado a fortalecer el sistema de defensa aéreo de Cuba mediante la compra y venta de artefactos más sofisticados y el mantenimiento técnico de sus aviones militares.En este mismo sentido, Ríos (2020) indica que:El comercio de la región de ALC con China alcanzó niveles récord en 2018, tanto el lado de importación como en la exportación. En el 2018, América Latina y el Caribe exportaron 148, 8 mil millones de dólares en bienes a China y recibieron 158,6 mil millones en importaciones chinas (…) las importaciones de los países [de] ALC desde China subieron [hasta alcanzar el] 3,0 [por ciento del PIB] y las exportaciones [hasta el] 2,6 por ciento del PIB. (p.35)Además, cabe remarcar que si bien la balanza comercial de ALC había estado desequilibrada en el orden de las exportaciones desde el 2009, dado que muchos países de la región importaban de China más de lo que exportaban. Esto ha ido cambiando a raíz del aumento de precios de los productos latinoamericanos y de las fricciones entre China y los EE.UU.3Futuros planes de cooperación China-ALCEl mundo atraviesa un cambio de época que amerita y requiere de una transformación en los principios de cooperación de los países a nivel mundial. Se necesita hacer un cambio en los patrones de producción, del uso de la energía y del consumo. La Agenda 2030 para el Desarrollo sostenible proclamada en el año 2015 busca precisamente ayudar, impulsar e incentivar nuevas vías que permitan tomar una ruta de desarrollo sostenible a largo plazo (CEPAL, 2018).Para América Latina y el Caribe, esto representa una gran oportunidad de alcanzar la estabilidad e igualdad en la región. A pesar de que la vasta mayoría de los países latinoamericanos hayan logrado un buen nivel de desarrollo en las últimas décadas, existen aún muchas limitaciones que afectan y atrasan el crecimiento de la región, ellas van desde la escasa productividad y la baja calidad de los servicios hasta los efectos negativos del cambio climático. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, como es sabido, busca alcanzar 17 objetivos y 169 metas. Y, en el 2016, con el propósito de implementar la nueva agenda en el continente latinoamericano y caribeño, los países miembros de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) fundaron el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible. Sin embargo, debido a los niveles insuficientes de infraestructura, América Latina y el Caribe presentan grandes dificultades a la hora de llevar a cabo dicha agenda.Por su parte, China ha expresado su compromiso respecto a la búsqueda de crecimiento económico centrado en la igualdad, la protección del medio ambiente, el multilateralismo, la prosperidad compartida y los principios de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Para China, esta Agenda es una de las tantas formas de cooperación internacional que sirven para llevar las relaciones con los países de ALC a otro nivel, de desarrollarlas en el camino de promover e impulsar la construcción de una “comunidad de futuro compartido”.Como se sabe, a comienzos de 2021, China logró la ambiciosa meta de erradicar al 100 por ciento la pobreza extrema en su territorio, lo cual marcó una nueva etapa en la construcción del sistema socialista moderno del país. En julio de 2021, China anunció haber alcanzado sus objetivos de convertirse en una sociedad modestamente acomodada. De hecho, los mecanismos de desarrollo utilizados por China para erradicar la pobreza doméstica y promover el desarrollo a nivel nacional no solo fueron efectivos, sino que también lograron inspirar a más de 30 países a nivel mundial para obtener los mismos resultados. Estos mecanismos, además, son parte orgánica de los fundamentos del XIV Plan Quinquenal, “el cual busca una planificación sistemática y disposición estratégica para el desarrollo económico y social de China” (Centro de Estudios Latinoamericanos sobre China, UNAB 2019) Se espera, además, que las grandes metas que se ha propuesto el gigante asiático favorezcan a ALC, en especial al incrementar las importaciones provenientes de esa región.3.1Cooperaciones comerciales y económicasDurante el II Foro China-CELAC se presentó el plan de acción China-CELAC para el período 2019–2021. El canciller salvadoreño Hugo Martínes expresó en esa ocasión que tanto China como los países de ALC tienen perspectivas compartidas en lo que se refiere a temas como el comercio justo y libre, el multilateralismo inclusivo, el cambio climático y el desarrollo sostenible, formulando planes concretos para trabajar en conjunto.Foro China-CELAC finaliza con plan de acción 2019–2021 https://asialink.americaeconomia.com/economia-y-negocios-macroeconomia/foro-china-celac-finaliza-con-plan-de-accion-2019-2021.Para entender el rumbo que tomarán las relaciones entre los países de ALC y China, es necesario comprender los cambios políticos que han tomado lugar en la región en los últimos tiempos. América Latina se encuentra dividida ante diferencias ideológicas, por lo que el panorama político en la región no es muy claro. Esto podría afectar las inversiones chinas en la región. Por su parte, China tiene gran determinación en su principio de no intervención en las políticas internas de otros países, por lo que, más allá de los vaivenes políticos, sus inversiones en la región no han cesado, por el contrario, el gigante asiático sigue apostando y cada vez más a los países de ALC. Esto se puede ver no sólo en países como Venezuela y Cuba, sino también en todos los otros países latinoamericanos con los cuales China ha mantenido fuertes enlaces de cooperación hasta ahora.A su vez, debido a su evolución económica, China ha cambiado su enfoque en minas y metales a maquinarias, fábricas de electrodomésticos, energías renovables, entre otros. Y, a su vez, Latinoamérica también ha cambiado sus prioridades a la hora de llevar a cabo negociaciones con China. Los países de la región buscan poder cumplir con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, lo que significa que las vías de desarrollo a tomar deben sufrir ciertos cambios respecto al pasado. Es aquí donde China puede jugar un papel importante, aportando para la transformación de las formas tradicionales de crecimiento y desarrollo. Uno de los nuevos proyectos que China tiene para los países de ALC es el de Cooperación práctica 1 + 3 + 6, el cual tiene como objetivo crear una planificación unificada entre China, América Latina y el Caribe, a partir de tres motores comerciales, que representan a cada región mencionada, y dentro de seis áreas de prioridad: infraestructura, tecnología informática, cultura, industria manufacturera, energía y recursos, innovación científica y tecnológica.Chile, por ejemplo, se ha visto influenciado por China en lo que respecta a la implementación de transportes eléctricos. Concretamente, después de recibir la visita de varias empresas chinas, la firma Grupo Baic le propuso a la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) de Chile un proyecto de extracción de litio que incluye además la instalación de una fábrica de vehículos eléctricos (Santana, 2019). Además, Chile cuenta con el proyecto productivo de la fábrica china de transportes eléctricos y paneles solares “Build Your Dreams” (BYD por sus siglas en inglés), el cual juega un rol en que Chile pueda llevar a cabo su plan de reemplazo del transporte público por uno 100 por ciento eléctrico para el 2050. De hecho, gracias a la colaboración con China, “para finales del 2018, Santiago contaba con la flota eléctrica más grande de la región” (Santana, 2019).Brasil, por su parte, considera que China es indispensable para poder continuar con su crecimiento económico. Así, por un lado, las exportaciones agropecuarias brasileras tienen como primer receptor a China. Y por el otro, hoy en día, la biotecnología juega un papel fundamental en las relaciones comerciales entre Brasil y China. Por lo que muchas empresas chinas han iniciado sus operaciones en territorio brasilero focalizando su interés en la industria agropecuaria, en los puertos y los ferrocarriles (CNA (Brasil) 2019).CNA (Brasil): Embajador de China en Brasil, Yang Wanming, en el seminario “Agro y Preguntas: China y Brasil- Agricultura y Biotecnología”. En Informe II CELAC-China. https://consejorial.org/publicaciones/803/.En tanto que la agricultura y la tecnología unidas hacen que la productividad agrícola sea más eficiente, y se prevé que la biotecnología podría continuar mejorando la productividad y reduciendo el riesgo de pérdida por plaga, para Brasil, es de alto interés el desarrollo de las nuevas tecnologías ligadas al agro. En este sentido, el fomento de la biotecnología será una herramienta crucial para reducir los costos y atender la demanda, además de mitigar los impactos ambientales.Por otra parte, Chile y Brasil no son los únicos países de América Latina cuya cooperación con el gigante asiático ha ido transformándose. En México, por ejemplo, la economía digital y las telecomunicaciones, habiéndose apoderado de las negociaciones con Canadá y los Estados Unidos, muestran una tendencia semejante en relación a China. Si esto sucediese promovería la relación bilateral que ambas partes sostienen y además expandiría el mercado de servicios de China. Hoy en día, de hecho, México está interesado en promover la exportación de sus servicios tecnológicos y científicos a China, lo que ayudaría a las empresas mexicanas a obtener más oportunidades de internacionalización y aprendizaje.En julio del 2020, China manifestó su interés en la industria ferroviaria de Argentina, así como en proyectos relacionados con la minería y la energía. A partir de esto, se acordó una financiación para el material ferroviario de las líneas Roca, Mitre y Sarmiento por 70 millones de dólares, acuerdo llevado adelante por la empresa CRRC Sifang. En el presente, Argentina ya ha visto los resultados positivos de los acuerdos que ha mantenido con China en la industria ferroviaria. Además, así como Chile y Brasil, Argentina también cuenta con el apoyo chino a la hora de implementar energías renovables. A este respecto, el gigante asiático tiene gran experiencia: ha construido la planta de energía solar más grande de América Latina, y además ha invertido fuertemente en energía hidroeléctrica y eólica (Ríos, 2020).Poniendo estos hechos en perspectiva, no cabe duda de que América Latina está dispuesta a hacer los cambios necesarios para lograr un desarrollo sostenible a largo plazo. Mientras que China, por su parte, cuenta con las herramientas necesarias para impulsar y apoyar a los países de la región en sus esfuerzos por llevar a cabo esta tarea.Un punto muy importante a resaltar son los proyectos de financiamiento de China para América Latina. Hasta el 2019 los planes de financiamiento de parte de China jugaron un rol importante dentro de las relaciones entre China y América Latina. Sin embargo, en el 2020 China no otorgó préstamos financieros a ningún país de la región. Se puede culpar de esto, en parte, a la crisis causada por la pandemia de la Covid-19. La crisis de la pandemia, además de afectar a China, también impactó gravemente en la región latinoamericana profundizando los problemas internos previos a la Covid-19. Esto se tradujo en proyectos paralizados y en deudas imposibles de pagar. Entonces, a raíz de que algunos gobiernos en la región latinoamericana no pudieron saldar su deuda con el Gobierno de Beijing, China se propuso cambiar de enfoque a la hora de financiar proyectos en América Latina. El Gobierno de Beijing comenzó así a buscar proyectos de cooperación mutua que pudieran concretarse generando beneficios más o menos inmediatos para ambas regiones. Hoy en día, la posición de China en el ámbito internacional está muy clara. El gigante asiático está más interesado en participar en otras formas de inversión, como la compra de acciones y la construcción de infraestructuras. En este sentido, la iniciativa china de la Franja y la Ruta desenvuelve un papel muy importante. La Franja y la Ruta es una iniciativa establecida por China para crear lazos de inversión y cooperación en el ámbito de infraestructura con otros países. Hoy en día, dicha iniciativa cuenta con 19 países latinoamericanos miembros. La iniciativa ha traído oportunidades de desarrollo y crecimiento para los países de la región, promoviendo la construcción de infraestructuras de telecomunicaciones, ferrocarriles, proyectos hidráulicos, de energía, entre otros. Esto se relaciona también con que mientras en un principio, China no había entrado aún al mercado latinoamericano, ahora que lo ha hecho encuentra frente a sí múltiples ámbitos donde puede invertir, y respecto a los cuales está dispuesta a establecer relaciones de cooperación bilaterales.Cabe destacar a su vez que existe cierta incertidumbre respecto a las próximas acciones, planes y proyectos de China para Latinoamérica. Una de las fuentes de esta incertidumbre es la relación que guarda Estados Unidos con China, por un lado, y con América Latina, por el otro. La presencia de China en la región latinoamericana es cada vez más fuerte, como hemos intentado mostrar. Y paralelamente, en los últimos años, Estados Unidos ha buscado detener la influencia del gigante asiático. Sin embargo, cada vez son más los países latinoamericanos que buscan formar enlaces de cooperación con China. En este sentido, puede notarse que, por un lado, las fricciones entre China y Estados Unidos favorecieron la cooperación comercial entre China y los países latinoamericanos, lo que trajo por su parte beneficios económicos para la región. Tal fue el caso de Argentina y de Brasil, ambos países aumentaron las exportaciones agrícolas a China, debido a que productos como la soja fueron importados en menor cantidad desde los Estados Unidos. Y, por otro lado, podemos encontrar el tema político. La inestabilidad política en América Latina puede tener (y ha tenido) fuertes repercusiones en la economía de la región. China, por su parte, se ha mostrado solidaria ante las crisis que atraviesan algunos países de la región, y ha demostrado que su cooperación no está basada en cláusulas políticas, sino en un principio inclusivo fundamentado en los beneficios mutuos. Sin embargo, Estados Unidos, ante esta situación ha reaccionado cambiando su postura respecto a los países con fuertes lazos con China. Con todo, existe una sorda disputa en los países latinoamericanos acerca de sus socios comerciales. Algunos países de la región pueden verse en el dilema de tener que elegir entre los EE.UU. y China. Y qué tanto esto pueda favorecer o perjudicar, a las relaciones entre China y América Latina y el Caribe, dependerá de cómo se sigan desenvolviendo los diálogos entre los Estados Unidos y China, y qué tan dispuesto este ALC en fortalecer sus lazos con China.Lo que es seguro es que China ha demostrado un claro interés en América Latina. Mientras que América Latina ha manifestado su disposición, no solo a seguir con las relaciones de cooperación mutua, sino también a llevarlas al siguiente nivel: un intercambio comercial que se ajuste a las necesidades económicas, sociales y ambientales de la región. China ofrece cada vez mejores oportunidades a los países latinoamericanos, y esta vez no solo como agente financiero. En ese contexto depende de América Latina y el Caribe saber aprovechar las oportunidades que el gigante asiático le brinda sin ocasionar futuros conflictos de orden financiero.3.2Educación y CulturaChina no solo ha tratado de relacionarse económica y comercialmente con América Latina y el Caribe. Este país asiático ha realizado también grandes esfuerzos para fortalecer y promover los intercambios culturales y académicos entre ambas regiones. Por ejemplo, China estableció el Instituto Confucio para promover su cultura a nivel mundial. Además, ofrece becas estudiantiles y convenios de intercambio con universidades del territorio chino.El Instituto Confucio se propone brindar las herramientas necesarias para la enseñanza del idioma chino en el extranjero en todos niveles, así como para la difusión de la cultura china. El primer Instituto Confucio en llegar a Latinoamérica se sitúa en México. Y, hoy en día, Latinoamérica cuenta con más de 20 institutos en todo su territorio, los cuales aspiran a seguir promoviendo la cultura e idioma chinos a través de la extensa red cultural que conforman. De acuerdo con el Plan de Cooperación China-CELAC para el período entre el 2015 y el 2019, la parte china otorgó a los Estados miembros de la CELAC 6 000 becas gubernamentales, 6 000 plazas para recibir capacitación en China y 400 plazas para maestrías profesionales.Además, China se ha esforzado en dar a conocer la verdadera China moderna de varias maneras. En este sentido, el Instituto Confucio no es la única forma en la que China ha promovido su cultura. Hoy en día se cuenta con la presencia de los medios de comunicación chinos en la región latinoamericana. En agosto del 2020 se llevó acabo el Foro Online de Cooperación Mediática de Socios Latinoamericanos. La reunión se llevó a cabo entre Grupos de Medios de China y los Medios de Comunicación de América Latina que son sus socios. Esto va en el sentido de lo comentado por Ríos (2020), quién explicita que “la agencia Xinhua ha establecido 21 oficinas en 19 países de ALC” (p.51). Y refleja la creencia de los representantes de medios chinos y latinoamericanos, de que, en el contexto actual de pandemia mundial, los medios serán un factor importante del impulso para la recuperación económica. Por lo que el fortalecimiento de la cooperación entre medios de comunicación chinos y latinoamericanos ayudará a seguir promoviendo los vínculos de ambas regiones.Por otro lado, en los últimos años China ha adoptado nuevas políticas de integración para extranjeros en las áreas de educación, inversión e innovación, salud y tecnología que buscan promover y apoyar el talento extranjero en territorio chino, lo cual forma parte del XIV Plan Quinquenal para el desarrollo económico y social nacional. Esto muestra que, sin duda alguna, China se encuentra en un nuevo apogeo de desarrollo y crecimiento tanto económico como cultural. Sin embargo, dichos planes se han visto atrasados por la situación global de la pandemia.4El impacto de la pandemiaEl 2020 fue un año que muy difícilmente podremos olvidar. La crisis de la Covid-19 afectó negativamente a todos los países del mundo, cobrando un saldo de vidas (hasta noviembre del 2020) de 1 200 431 personas. Sin duda alguna, el mundo entero se paralizó ante tan devastador acontecimiento. Y, la desesperanza, la pobreza y el miedo se apoderaron no solo de la población sino también de los gobiernos de todo el mundo. Existe ahora un “antes” y un “después” marcado por irrupción de la pandemia de la Covid-19 a nivel mundial.En medio de la pandemia, varios países en la región latinoamericana fueron receptores de la solidaridad de China. Venezuela, por ejemplo, fue uno de los países que recibió la ayuda del gigante asiático, el que entregó unos 4 mil test de Covid-19 en el mes de marzo del 2020. Bolivia, Ecuador, Argentina y Chile también recibieron el apoyo y la ayuda del pueblo chino, el cual además abrió sus puertas a expertos chilenos para estudiar los pasos que China tomó para luchar contra la pandemia.Existen diferentes opiniones sobre el impacto que puede llegar a tener la pandemia en las relaciones entre China y América Latina. Margaret Myers (Mundo, B.B.C., 2020), veterana analista de las relaciones China-Latinoamérica, explica que “no cabe duda de que el país asiático jugará un papel crucial en el alcance y la velocidad de la recuperación de la región”. Por otra parte, de acuerdo con un artículo del diario “Spanish Daily People” (Fu, 2020), a pesar de la inestabilidad en medio de la epidemia, los intercambios comerciales de Brasil con China aumentaron de 2 920 millones en el 2019 a 4 330 millones de dólares en el primer trimestre del 2020. Las importaciones de Chile a China aumentaron en un 7,5 por ciento en la primera mitad del mismo año, y entre marzo y junio China fue el primer socio comercial de Argentina.Respecto a esto último, conviene reflexionar que si bien Estados Unidos jugó también un papel crucial en las relaciones que se establecieron entre China y Latinoamérica. – Y, especialmente, debido a los cambios políticos de los países de la región, es posible prever que la influencia de EE.UU. en los países de América Latina llegue a causar inconvenientes para la cooperación Sino-latinoamericana. – A pesar de todo esto, se ha constatado que la acción de Estados Unidos en la región latinoamericana en los tiempos de pandemia solo logró que los países de la región quisieran acercarse aún más al gigante asiático. La ausencia de los Estados Unidos durante la pandemia fue una señal clara para los países de América Latina y el Caribe. Y no cabe duda de que las respuestas ante la misma han llevado la bandera china a lo largo y ancho de todo el territorio latinoamericano.La imagen que China logró mostrar a ALC durante el tiempo de pandemia hizo que incluso países más allegados a Estados Unidos se convencieran de la bondad de las relaciones con China. Tal es el caso de Colombia, cuyo interés por fortalecer las relaciones con China se ha incrementado significativamente, e incluso el año pasado firmó con China un acuerdo para construir el primer tren subterráneo de Bogotá. Un acuerdo que no podría haber conseguido Colombia del tío Sam. Además, el país latinoamericano mostró su interés en recibir la red 5G a través de la empresa Huawei.Evan Ellis, experto sobre China explicó en el 2020 que la Covid-19 no ha cambiado en lo absoluto los planes de China para Latinoamérica, por el contrario, le da a Beijing una “oportunidad sin precedentes para acelerarlos” (Ellis, 2020).Cabe señalar que China tiene diferentes focos de interés en cada país de la región. En el caso de los países del Caribe, su interés va más dirigido a su cercanía estratégica a los Estados Unidos. En países como Argentina y Brasil, su foco de interés está en la soja, otros productos agrícolas y el litio al norte del país argentino en especial, dadas las dificultades de llevar a cabo el proyecto de extracción de litio en Bolivia y Chile. Además, China ha manifestado un claro interés en la construcción de infraestructuras eléctricas en Argentina y Chile.Así se puede ver que la pandemia del 2020 no fue un obstáculo verdadero en el fortalecimiento de las relaciones entre China y América Latina. A principios del presente año, China afirmó su compromiso para afianzar y fortalecer lazos con las naciones de la región latinoamericana. En marzo del 2021 funcionarios de China y Argentina presentaron un Plan de Cooperación Productiva que busca acelerar las exportaciones de Argentina a China, lo cual favorecerá, al menos, a mil pequeñas y medianas empresas. Estas cuestiones muestran, no solo que China es el segundo socio comercial de Argentina, sino que, a pesar de haber culminado un año de grandes turbulencias por la pandemia, China y Argentina siguen construyendo puentes de cooperación para fortalecer las relaciones entre ambas.5ConclusionesDesde que China abrió sus puertas al mundo se ha ido convirtiendo en una potencia mundial y paralelamente han crecido sus deseos de aportar al desarrollo global. El gigante asiático ha creado así diferentes organismos e iniciativas para atraer la inversión extranjera y poder ampliar su red de socios a nivel mundial. El establecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo con los otros países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), así como del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, de la iniciativa de la Franja y la Ruta, del Foro de Cooperación China-África (FOCAC) y del Foro China-CELAC, es una acción configuradora de los potentes instrumentos de esta estrategia global. Además, existen también otras destacadas herramientas en el ámbito cultural, como son los Institutos Confucio, medios de comunicación tales como CGTN (Red Global de Televisión China), y periódicos como Xinhua Daily; habiendo también un claro énfasis en proyectos de infraestructura para favorecer la interconectividad.Los países latinoamericanos por su parte ofrecen una variada gama de recursos naturales y agropecuarios sin igual. Dichos recursos han sido de gran interés para China, que buscaba formar relaciones de cooperación bilaterales que pudieran beneficiar al desarrollo y crecimiento en ambas regiones. Los países de América Latina por su parte, necesitaban encontrar un socio comercial que impulsara el desarrollo de la región. Estas condiciones han alentado la construcción de los vínculos que hoy existen. En particular, fueron los gobiernos de izquierda los primeros en tener relaciones con China. Países como Cuba, Venezuela, Ecuador y Bolivia tuvieron a China como primer o segundo socio comercial a principios del presente siglo. Así, comenzando por la importación de hidrocarburos y de productos agropecuarios hasta terminar en las inversiones directas en la región, China es uno de los socios más importantes de ALC.El gigante asiático ha sido recibido en los países latinoamericanos para invertir en diferentes proyectos. Con Brasil, por ejemplo, existe cooperación en el área agrícola y en la biotecnológica, así como inversiones chinas en la industria eléctrica. En Argentina, China ha invertido en la industria ferroviaria y agrícola. Con países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Chile, el Gobierno de Beijing ha podido obtener petróleo, hierro y cobre. Con Chile además firmó un Tratado de Libre Comercio, el cual ha fortalecido e intensificado las exportaciones e importaciones de ambas partes.Con el pasar de los años, las demandas a nivel internacional para promover un desarrollo sostenible han ido aumentando, y, paralelamente y en armonía, las formas de cooperación entre China y Latinoamérica han ido evolucionando. Hoy en día, casi todos los países buscan alcanzar las metas de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Y entre ellos, China ha mostrado su interés en promover un futuro sostenible para toda la humanidad buscando nuevas vías de desarrollo con menor impacto ambiental. Siguiendo este impulso, países como Chile y Argentina se han unido al gigante asiático, abriendo sus territorios y recibiendo empresas chinas que buscan promover esta perspectiva de futuro sostenible mediante la construcción de industrias productoras de paneles solares y la transformación del transporte público hacia una movilidad con menor impacto medioambiental.China ha sido también uno de los principales socios financieros de la región, en el sentido de que, por muchos años, realizó préstamos a países latinoamericanos a cambio de recursos naturales u otros productos que ALC podía ofrecer. Hoy en día, sin embargo, los planes de financiamiento del gigante asiático han disminuido parcialmente y, sobre todo, cambiado de enfoque. En el presente se puede ver una modalidad diferente en la cooperación financiera de China con ALC, que toma lugar mayormente a través de la inversión extranjera directa y la compra de acciones. En este aspecto, la iniciativa china de la Franja y la Ruta ha brindado oportunidades para promover y mejorar los proyectos de cooperación entre ambas partes. De cualquier manera, los planes que China tiene para Latinoamérica siguen siendo vastos, y las oportunidades que ambas regiones pueden encontrar la una en la otra siguen teniendo un peso importante.A pesar de los continuos cambios políticos de la región, y al contrario de lo que podría indicar el sentido común, China continúa siendo uno de los principales socios de la región. Aunque, anteriormente, los gobiernos de izquierda hayan estado más abiertos a las relaciones con China. Hoy en día, los países con gobiernos de derecha siguen guardando un fuerte interés en promover las relaciones con el gigante asiático. Y, China es considerado un socio primordial para los países de la región que buscan crecer y desarrollarse.De tal forma, las relaciones entre China y los países de ALC siguen fortaleciéndose y profundizándose. Y se puede concluir que, pese a la gran crisis mundial desatada por la Covid-19, China ha logrado afianzar sus relaciones con los países latinoamericanos. Esto en parte se debe a que, mientras Estados Unidos se mostraba frío y ausente durante los tiempos de pandemia, China ofreció su amplia solidaridad al pueblo latinoamericano. En el presente, países que antes estaban más inclinados hacia los Estados Unidos, buscan reforzar sus relaciones con China, firmando nuevos acuerdos de cooperación bilateral para llevar a cabo proyectos que los Estados Unidos no estaban dispuestos a apoyar.En suma, a pesar de los cambios ya señalados en las bases y principios que promovieron la cooperación, China sigue viendo un gran potencial de desarrollo en la región latinoamericana. Y, por su parte, Latinoamérica ve un socio imprescindible en China. No hay dudas de que, entre ambas regiones, se puede alcanzar un desarrollo sostenible y una comunidad de futuro compartido.
Interacción Sino-Iberoamericana / Sino-Iberoamerican Interaction – de Gruyter
Published: Mar 1, 2022
Keywords: China; América Latina; cooperación; relaciones; pandemia; China; Latin America; cooperation; relations; pandemia
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